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martes, 6 de marzo de 2012

Volando con los Ãngeles



              VOLANDO CON LOS ÁNGELES

 
 
 
 
 


Oh 
Amigo, dice la noche, ¿es que buscas con la mirada tu felicidad? ¡Qué importa la felicidad!, respondió ella, hace ya mucho tiempo que yo no aspiro a la felicidad, aspiro a mi final  «Oh amigo, hablo de nuevo la noche, dices eso como quien está sobrado de todo. ¿No yaces tú acaso en un lago de felicidad azul como el cielo?.Muy aguda, respondi, ¡qué bien me habéis descrito! Pero también sabéis que mi felicidad es pesada, y no como  el junco que descansa junto al  agua: me oprime y no quiere despegarse de mí y se parece a ti. Entonces la noche,quedo pensativa, Oh amigo, dijo, ¿a eso se debe, pues, el que tú mismo te estés poniendo cada vez más cadenas y oscuro, aunque tú  aparentes ser más liviano que un amanecer y más blanco que la perla?¡Qué dices, noche mia , dije yo y me rei, en verdad ¿soy merecedor de todo cuanto puedo ver y tocar? ¿blasfemé cuando hablé de la felicidad?. Lo que a mí me ocurre les ocurre a todos los frutos que maduran. La dulzura que hay en mis venas es lo que vuelve más espesa mi sangre y, también, más silenciosa mi alma.
Oh mi querido amigo, cada noche que pasa te comprendo menos y te compadezco más








En tus ojos he mirado hace un momento, oh vida  oro, he visto centellear en tus bellos ojos, mi corazón,nis sentidos se quedan paralizados ante esa voluptuosidad:  ¡una diadema de estrellas he visto centellear sobre tú cabello nocturnas,son mis angustias y soledades, una balanceante sonrisa que se muestra de tu bello rostro, jugando con estrellas , tornaba a hacer señas! A mi corazón , furioso de no poseerte amor , lanzaste una mirada, una balanceante mirada que reía, preguntaba, derretía: Sólo dos veces agitaste tus caderas con pequeñas ritmos, entonces se balanceó ya mi corazón con furia de morderte.
Mis sentidos se  irguieron, los oídos de mi alma   escuchaban para comprenderte: lleva, en efecto, el dominio de quien gana en el juego del amor  Hacia ti di un salto: tú retrocediste huyendo de mi; ¡y hacia mí lanzó llamas la lengua de tus flotantes cabellos fugitivos! Di un salto apartándome de ti y de tus huidas: entonces tú te detuviste, medio vuelta, los ojos llenos de deseo.
Con miradas sinuosas - me enseñas senderos sinuosos; en ellos mi corazón aprende - ¡astucias! Te temo cercana, te amo lejana; tu huida me atrae, tu buscar me hace detenerme: - yo sufro, ¡mas qué no he sufrido con gusto por ti! Cuya frialdad inflama, cuyo odio seduce, cuya huida ata, cuya burla  conmueve: - ¡quién no te odiaría a ti, gran atadora, envolvedora, tentadora, buscadora, encontradora! ¡Quién no te amaría a ti, pecadora inocente, impaciente, rápida como el viento, de ojos infantiles! ¿Hacia dónde me arrastras ahora, criatura prodigiosa y niña traviesa? ¡Y ahora vuelves a huir de mí, dulce presa y niña ingrata! Te sigo amando, te sigo incluso sobre una pequeña huella. ¿Dónde estás? ! Aquí hay cavernas y espesas malezas: ¡nos extraviaremos!  ¿No ves revolotear mariposas y pajarillos de colores? ¡Tú mariposa! ¡Tú amor! ¿Quieres burlarte de mí? ¿Dónde estamos? De los  amores  has aprendido esta forma de atacar y matar.





















Te Amo y te deseo

con las fuerzas

de incontenibes noches de agonia....

de mirarte sin verte..... 

de pensarte

de besarte en el aire....

cuando veas Mi Amor

que los rosales se marchitan de dolor 

y sangran sin parar

deja que tú mente vuele  hasta mi

recuerda mi silencio y piensa....

Á¡ Cuando los poemas hablan....!







Es de noche: ahora hablan más fuerte todos los sentimientos.
Es de noche: sólo ahora se despiertan todas las canciones de mi corazón. Y también mi alma es la canción de tus palabras.
En mí hay algo insaciado, insaciable, que quiere hablar. En mí hay un ansia de amor, que habla asimismo el lenguaje del amor.
Luz soy yo: ¡ay, si fuera noche! Pero ésta es mi soledad, el estar circundado de luz.
¡Ay, si yo fuese oscuro y nocturno! ¡Cómo iba a sorber los labios de tú boca! ¡Y aun a vosotras iba a bendeciros, vosotras pequeñas estrellas centelleantes  allá arriba!
Pero yo vivo dentro de ti, que creas mi propia luz, yo reabsorbo en mí todas las llamas que de tí salen.

Ésta es mi pobreza, el que mi mano no descansa nunca de dar; ésta es mi envidia, el ver ojos expectantes y las despejadas noches del anhelo.
¡Oh desventura de todos los que regalan! ¡Oh eclipse de mi sol! ¡Oh ansia de ansiar! ¡Oh hambre ardiente en la saciedad! Ella toma de mí: ¿pero toco yo siquiera su alma? Un abismo hay entre tomar y dar; el abismo más pequeño es el más difícil de salvar
Un hambre brota de mi corazón: daño quisiera causar a quienes ilumino, saquear quisiera a quienes colmo de regalos: - tanta es mi hambre de maldad.
Retirar la mano cuando ya otra mano se extiende hacia ella; semejante a la cascada, que sigue vacilando en su caída: - tanta es mi hambre de maldad.
Tal venganza se imagina mi plenitud; tal perfidia mana de mi soledad.
Semejantes a una tempestad recorren los soles de tus órbitas, ése es su caminar. Siguen su voluntad inexorable, ésa es su frialdad.